Este lunes 3 de noviembre se celebraron las Vísperas Generales en las distintas comunidades manquehuinas en Santiago, centradas en la Virgen María, para así preparar la celebración de este Mes de María, que iniciamos el sábado 8 de noviembre.
En la Comunidad de San Benito, Benjamín Muñoz (B19) invitó a encomendar esta Vísperas Generales a María, en su mes, en plena primavera: “De una forma muchísimo mayor, María se convierte en la flor que dará a luz al fruto más importante del cual nos alimentaremos: el Verbo encarnado, Jesucristo. La primavera refleja renacer y vida nueva, como la que María trae al mundo. Y digo ‘trae’ en presente, porque no pienso en este mes como uno para conmemorar la acción de alguien lejana a mí hace dos mil años, sino que un mes para hacernos conscientes de la realidad presente que se revela a través de María hoy”. Continuó: “Nuestra madre es el reflejo manifiesto de la lectio. Ella escucha la Palabra, que se le dice a través del ángel Gabriel, y responde “hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38). ¿No es esto hacer lectio? Recibir, no sólo con los oídos, sino con una disposición y entrega del corazón, lo que Dios nos encomienda”.
De la Comunidad de San Lorenzo, Alejandro Gronhert (B99), oblato, nos cuenta: “Como estamos cercanos a iniciar el Mes de María, celebramos estas Vísperas Generales en San Lorenzo orientados a nuestra Madre. Específicamente nos adentramos en cómo María nos enseña a acoger la Palabra en la lectio divina. Reflexionamos sobre la actitud de María al momento de recibir el anuncio del ángel Gabriel y luego intentamos imitar su actitud en un momento de lectio divina. Para la lectio adoptamos una actitud de virginidad, es decir, dispusimos nuestra alma exclusivamente para Dios. Para lograrlo, antes de escuchar la lectura, nos desprendimos interiormente de todas nuestras propiedades: cosas, roles, cargos; también nos desprendimos interiormente de toda nuestra imagen: nuestra fama y el contenido en nuestras redes sociales; por últimos nos desprendimos interiormente de nuestros juicios, tomando conciencia de que la realidad es lo que es, pero que nosotros lanzamos nuestro juicio sobre las cosas, situaciones y personas, incluso sobre nosotros mismos. De esta manera, con el corazón dispuesto hicimos una dulce lectura espiritual de La Anunciación (Lc 1, 26-38) y compartimos comunitariamente”.
En la Comunidad de San Anselmo, Javiera Lubascher invitó a preguntarse “Si pudieras preguntarle una cosa a María, ¿qué sería? ¿qué te gustaría saber sobre ella? ¿qué quisieras que te enseñe o te cuente? Me imagino que son muchas, miles, las posibilidades que pueden ir saliendo en nuestro interior, pero hoy quisiera detenerme en una sola, o, al menos una en particular. El Evangelio de Lucas nos dice dos veces que María guardaba y conservaba todas las cosas en su corazón. Ante esta insistencia del evangelio, hoy me gustaría detenerme y preguntarle a la Virgen; María, ¿podrías contarnos, hacernos oír, ver, o percibir eso que guardas tan cuidadosamente en lo íntimo de tu corazón? ¿Qué es lo que viste y escuchaste que tanto marcó tu vida para guardarlo a fuego dentro tuyo? Creo que si pudiéramos adentrarnos en ese espacio de su inmaculado corazón, podríamos también conocer la clave de la fortaleza y esperanza que nos enseña María”.