Octubre 21, 2024 Noticias

Capítulo de oblatos y promesados

EN LA MISMA BÚSQUEDA CON UN CAMINO COMÚN

El jueves 17 de octubre, en cada Comunidad Manquehuina se llevó a cabo el Capítulo de oblatos y promesados, centrado en la Mínima Regla.

Mariano Valdés, promesado de la Comunidad San Benito, comparte: “Luego de una edificante escucha de los sermones del cardenal Basil Hume sobre la diversidad en la oración, se nos hizo entrega de una copia de la Mínima Regla de Oblatos para profundizar en ella y hacerla propia a la medida de cada uno. El trabajo posterior consistió en elegir uno de los pilares de la vida monástica y compartir cómo lo ilumina esta regla: lectio divina, Liturgia de las Horas, trabajo, cultivo de la amistad espiritual y celo misionero.
La estructura de oración que rige el día benedictino fue una de las características apreciadas, junto con mantener una conciencia orante durante la Liturgia de las Horas con la dificultad que esto implica. La profundización en la lectio y escucha atenta de los ecos de los demás, como medio inmejorable de iniciar y mantener una amistad espiritual, que no se daría de otra forma. También el valor de la libertad del trabajo propio en el ámbito de una comunidad”.

Desde la Comunidad San Lorenzo nos cuenta Marie Rolin, promesada: “Para mí fue un rico momento para estar juntos y sentir que estamos en una misma búsqueda con un camino común. Durante el almuerzo, se leyó la Carta sobre la Humildad, que es la introducción a La Mínima Regla de los Oblatos. Y enseguida Patrick Blumer nos regaló a los promesados una copia de La Mínima Regla que seguramente nos servirá de guía, porque estoy convencida que todos los que estamos en esta gran comunidad MAM queremos llegar al Reino. Y “desarrollar la humildad, el despojarnos del Yo personal, es claramente el camino para lograrlo. Y los oblatos, nuestros mayores, son los que nos pueden iluminar en esa búsqueda”.

Bernardita Illanes, promesada de la Comunidad San Anselmo: “El capítulo de este jueves fue una instancia de encuentro y amistad espiritual en grupos chicos y un pequeño gran hito para nosotros como promesados porque, después de una breve motivación introductoria de Cristóbal, recibimos por primera vez la MRO. Para mí fue un momento de mucha alegría y entusiasmo y creo que para el resto de los promesados también. Tuvimos la oportunidad de leer en silencio un capítulo. En mi caso, me detuve en el capítulo de la lectio divina. Me llamó la atención la claridad y simpleza con que se define.
Comparto dos frases que me hicieron verla de una forma fresca y renovada: “Para los oblatos, la lectio divina es una actividad primordial porque desean vivir de la Palabra inspirada” y “es una lectura espiritual que libera, sana y da vida”.